Habitar un cuerpo
La artista japonesa Mari Katayama nació con hemimelia tibial, una rara enfermedad que impide el crecimiento de los huesos de las extremidades inferiores, y a Katayama le amputaron ambas piernas a los 9 años. La artista también tiene una hendidura en la mano izquierda que, según ella, se parece a la pinza de un cangrejo, de ahí la presencia recurrente de motivos playeros en sus fotografías.
Katayama utiliza su cuerpo y otros medios como la escultura textil y la fotografía para reflexionar sobre el concepto tradicional de belleza y cuestionarlo a través de su propia experiencia. En sus imágenes hace dobles de cuerpo, moldeando y cosiendo las extremidades con piel de cuero, y se estiliza a sí misma y a sus piernas protésicas en una especie de escultura viviente.
Desde muy joven empezó a sufrir bullying en el colegio y el instituto
debido a su condición física, por lo que empezó a buscar formas de
expresarse más allá de las palabras. Comenzó a radicalizar su forma de
vestir, e incluso decoró sus prótesis como una forma de exteriorizar sus
pensamientos y de buscar una identidad propia. Fue en este momento
cuando comenzó a llevar a cabo sus primeras creaciones artísticas, para las que usaba frutos, ramas,
hojas, ropa usada, agujas e hilo.
Como explica Katayama:
Mi interés no radica en el cuerpo en sí, sino en la brecha de las 'experiencias' a lo largo del mismo. No se puede separar mi cuerpo de mi trabajo, pero no estoy haciendo arte a partir de mis discapacidades. Lo que intento expresar es que es posible habitar un cuerpo, experimentar las implicaciones de su mala salud, y hacer una obra que trascienda esa experiencia. Ante todo, mis imágenes tratan sobre la interpretación de la identidad y las cosas que la conforman.
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