Jenny y yo
Sandra Hoyn recoge en su trabajo Jenny's Soul la vida íntima de Dirk y Jenny, un matrimonio que comparte su vida diaria como otros muchos, salvo por el hecho de que Jenny es una muñeca hecha de silicona, aunque diseñada para parecerse mucho a una mujer humana. El vínculo entre Dirk y Jenny es mucho más profundo que el que existe entre un hombre y su muñeca sexual; para él, Jenny es una compañera de vida, por la que pagó 6000 euros.
Dirk comenta sobre esta relación:
Antes de comprar a Jenny, había sufrido un colapso psicológico. La muñeca me ayudó a sanar. Hablo con ella y me preocupo por ella, y ella me responde. Sé que puede parecer descabellado que Jenny corresponda mi amor por ella, y a veces tengo mis momentos de duda. Sin embargo, en última instancia, yo creo que Jenny ha descendido de otro planeta, un reino no descubierto en el que las mentes están desconectadas del cuerpo corporal y de los cinco sentidos disponibles para la humanidad.
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